La firma Suschen SA, radicada en el partido bonaerense de La Matanza, cerró sus puertas y más de cien operarios quedaron sin trabajo. La fábrica alimenticia producía la conocida marca de golosinas "Mielcita", los jugos "Naranjú", así como tapas de alfajores, obleas y bizcochitos.
El cierre de la planta, ubicada en la calle Manuel Estrada 295 de Rafael Castillo, significó que 105 operarios quedaran sin empleo.
La empresa estuvo en funcionamiento sin interrupciones desde 1976, pero la crisis del consumo, acusada desde mayo del año pasado, y problemas financieros propios llevaron a la compañía a la quiebra e, incluso, la imposibilidad de resarcir a los despedidos.
"Ayer (jueves) nos dijeron 'hasta acá llegamos' y nos anunciaron el cierre de la fábrica Suschen, que produce las mielcitas y otras golosinas. Quedan 105 familias en la calle. No pagan ni las indemnizaciones", manifestó a Radio 10 José Luis Ledesma, delegado de la fábrica.
"Tenemos mayoritariamente trabajadores mujeres, soportes de familia, algunas con hijos discapacitados. Nos echaron, nos ataron las manos para que esto no ocurriera. Por los malos manejos estamos pasando esta triste situación. Hemos acudido a todos los canales (de negociación) como correspondía, sin sortear nada", indicó Ledesma.
El delegado describió que "es una fábrica muy grande, tiene maquinarias, pero se han ido comiendo el activo fijo por un mal manejo. Además tenemos la luz, el gas 'por las nubes', así que el soporte de mucha gente nos ha permitido que pudiéramos trabajar nosotros mismos para ir pagando el gas, la luz y otras cuestiones".
Ledesma acotó que "a esta empresa la han endeudado y está de juicio en juicio".
Entre los productos elaborados por Suschen pueden enumerarse las famosas "Mielcita", los alfajores "Cachito", "Suschen" y "Loquillo", los bocaditos "Flecha" y "Girasol" y el "Naranjú", una original mezcla de golosina y jugo que empezó a comercializarse en los años 80 y al día de hoy todavía se consigue en algunos kioscos.
Los trabajadores exigieron alguna respuesta a los propietarios, Roberto y Maximiliano Duhalde, y la intervención de la Secretaría de Trabajo para instar a la continuidad de la fábrica.